El nuevo servicio municipal de limpieza y recogida de residuos de Santa Cruz de Tenerife incorporará, como una de sus novedades más destacadas, la recogida selectiva de residuos orgánicos. La introducción de este sistema supondrá la implantación del denominado ‘quinto contenedor’, una medida con la que se prevé reducir la proporción de fracción resto (contenedor ordinario en el que no se separa en origen) sobre el total generado.
Esta iniciativa permitirá incrementar el porcentaje de residuos recogidos de manera selectiva y reducirá los residuos que han de ser eliminados en el vertedero, con lo que se cumplen las exigencias de la Unión Europea.
Para ello, la compañía adjudicataria, Valoriza Servicios Ambientales, empleará contenedores cómodos y adaptados a todos con la altura de las bocas adecuada a una silla de ruedas. Estos nuevos recipientes tendrán una tonalidad marrón, que permitirá identificarlos fácilmente y evitar su confusión con el resto de las fracciones de residuos que se recogen de manera separada.
La puesta en marcha se realizará mediante el sistema de carga trasera, ya que es el que permite su escalabilidad a medida que avancen los años del contrato y la generación de este tipo de residuos vaya creciendo. La recolección tendrá una frecuencia de 6 días en semana, lo que impedirá la aparición de malos olores y, además, los contenedores tendrán una capacidad de 360 litros para restar el mínimo espacio posible en aceras y calzadas.
Esta frecuencia de recogida, unida a los servicios de mantenimiento, lavados y reposición, proyectarán una imagen positiva del servicio de recogida de fracción orgánica colaborando, de esta manera, a una mayor concienciación ciudadana.
Durante los 8 primeros meses de vigencia del contrato, esta experiencia se implantará en los denominados grandes productores. En un primer grupo figuran los hoteles, bares y cafeterías, que generan residuos en sus cocinas. Entre ellos figuran, principalmente, restos orgánicos derivados de la manipulación de los alimentos y de la preparación de los mismos; excedentes de alimentos no consumidos por los usuarios o restos de alimentos no consumibles (peladuras, huesos y cáscaras); productos en mal estado o caducados y servilletas sucias con restos de comida.
El segundo grupo de grandes productores estará formado por carnicerías, pescaderías, fruterías y mercados, donde se generan biorresiduos de las partes no comercializables del género y también productos en mal estado o caducados.
Por último, también abarcará a colegios, hospitales y residencias de mayores, donde se dan los mismos residuos que en el primer grupo y se le añaden los restos de poda de los jardines y parques asociados a estas instalaciones.
Este sistema aportará flexibilidad en cuanto a la contenerización. Los comercios de menor superficie contarán con contenedores de 240 litros de capacidad, que podrán ser guardados en el interior de los establecimientos, y las grandes superficies contarán con contenedores de 800 litros que podrán alojarse en los espacios destinados a tal efecto.
Con el objetivo de que durante el inicio de este servicio se inscriba el mayor número posible de grandes generadores, se realizarán campañas específicas para este tipo de locales y se les entregará información en mano acerca de sus principales características.
Recogida orgánica domiciliaria
La implantación de la recogida de residuos orgánicos a domicilios particulares se realizará de manera paulatina y llegará durante 2020. La implantación gradual proporcionará los datos necesarios para diseñar un servicio flexible y adaptativo en los barrios en los que se implantará en el futuro, a través de la instalación de contenedores en acera, junto a los contenedores de carga trasera.
Esta implantación comenzará por el Distrito Salud-La Salle, para irse extendiendo durante los siguientes años del contrato por los distritos Centro-Ifara, Ofra-Costa Sur, Suroeste y Anaga.
Las posibilidades de tratamiento de la materia orgánica son varias y la empresa concesionaria apuesta por la generación de compost. Este tratamiento cuenta con múltiples ventajas, entre las que sobresalen la reducción de la cantidad de residuos sólidos urbanos destinados a vertedero para evitar problemas de contaminación al suelo por lixiviados orgánicos y emisiones procedentes de la descomposición en vertederos.
El compost resultante favorecerá la productividad de la tierra en la que se emplee sin contaminarla con químicos dañinos para los ecosistemas que acaban incorporándose a nuestra cadena alimentaria. Se trata de un fertilizante natural, corrector de la estructura del suelo, protector contra la erosión y sustrato de cultivo. También se puede utilizar en zonas ajardinadas y de recreo para proteger y mejorar sus necesidades de fertilización.
El compost inmaduro o triturado de restos de poda también se puede utilizar como acolchado en plazas municipales y alcorques, dotando al municipio de espacios en mayor consonancia con la naturaleza.