El acceso a los medicamentos es fundamental para la mayoría de personas mayores pero en algunos casos, los y las residentes de los caseríos de Anaga tienen muchas dificultades para acudir a las farmacias y tienen que recurrir a familiares o vecinos/as. Para dar respuesta a esta necesidad, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife y el Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) del Cabildo de Tenerife han firmado un convenio para acercar la farmacia a estas personas y así surgió el proyecto Anaga.
La farmacéutica Mónica Jarabo trabaja en el Colegio Oficial de Farmacéuticos y aclara que la experiencia se basa en los sistemas personalizados de dosificación (SPD) de medicamentos, que facilitan la toma de los fármacos, en la dosis adecuada, en el desayuno, el almuerzo o la cena durante una o dos semanas. Y la experiencia resulta satisfactoria para las personas beneficiarias.
El presidente del Colegio, Manuel Ángel Galván González, recuerda que ya hace años que se trabaja en este proyecto. Explica que Anaga es un Parque Rural y Reserva de la Biosfera, lo que implica la necesidad de conservar su paisaje, pero también respetar a las personas que allí residen, la mayoría de ellas de avanzada edad. Resulta indudable que estos vecinos y vecinas cada vez tienen más problemas para desplazarse, tanto para caminar hasta la parada de guagua más próxima o para conducir sus vehículos en unas vías estrechas y con multitud de curvas.
El IASS costea los sistemas personalizados de dosificación, mientras que el Colegio de Farmacéuticos abona el transporte directo hasta la vivienda de cada persona necesitada. Para hacerlo realidad, en noviembre de 2018 se firmó un convenio marco entre el IASS del Cabildo y la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC). El trabajo de campo comenzó en septiembre del año pasado. Durante las semanas más duras de la pandemia de COVID-19, la segunda quincena de marzo y abril, desde el Colegio de Farmacéuticos se realizaron 775 llamadas para comprobar, cada día, que todas las personas beneficiarias del proyecto estaban bien o si requerían algún tipo de medicamento concreto.
A la hora de controlar las tomas de productos, a los familiares les pueden surgir dudas, por ejemplo, sobre las dosis adecuadas o la comida del día en que debe ingerir cada uno; o bien no tienen tiempo de estar presentes en todas o en alguna de las comidas de cada jornada; sin olvidar a quienes no les resulta sencillo poder visitar a sus padres, madres o abuelos/as con la frecuencia deseada por sus circunstancias personales o laborales. En el marco del proyecto Anaga, lo habitual es que se hagan las entregas de los medicamentos cada dos semanas y que se realice una llamada cada siete días a las personas beneficiarias.
Las condiciones que se requieren para optar a la prestación son tener más de 65 años, residir en lugares aislados, sufrir alguna dependencia física, psíquica o social, o ser polimedicados, es decir, requerir más de cinco fármacos diferentes al día. En realidad, los y las mayores del proyecto Anaga necesitan una media de 11 medicamentos cada jornada. Algunos de esos productos, como el anticoagulante sintrom, conllevan cierta complejidad para su administración. Y el SPD ayuda a los mayores a recordar cuándo deben ingerir las pastillas o cápsulas, lo que reduce la posibilidad de que cometan errores o se despisten en algunas comidas.
Imagen: EL DÍA