El templo dedicado a la bilbaína Virgen de Begoña en la pequeña localidad tinerfeña de Almáciga, en el municipio de Santa Cruz, se abrirá al culto el 1 de junio, 70 años después de la llegada a la costa de la isla canaria de una botella lanzada al mar por peregrinos de Bilbao en travesía a Santiago de Compostela.
En dicha botella también se habían introducido estampas de la Virgen de Begoña, lo que dio origen a su veneración en Almáciga, primero con el envío de una imagen de la Virgen en 1950, y ahora con la construcción de una iglesia, según ha informado este martes la Cofradía de Begoña.
Para la construcción del templo se ha contado con donativos de los y las habitantes del propio pueblo de Almáciga, así como con la recaudación de la Cofradía de Begoña, que permitió enviar 18.000 euros en dos años.
Para celebrar la bendición del templo se ha organizado una peregrinación desde Bilbao, encabezada por el obispo auxiliar de Bilbao, Joseba Segura, y que llegará a Almáciga el 1 de junio, junto a alguno de los peregrinos que lanzaron la botella al mar en 1948.
Esta historia comenzó el 29 de abril de dicho año cuando el bilbaíno Martín Valle, que iba con su grupo de Acción Católica a bordo de un barco en peregrinación a Santiago de Compostela, lanzó una botella al mar con un mensaje religioso y cinco estampas de la «Amatxu». La botella llegó en abril de 1949 a la playa de Almáciga, ubicado en el nordeste de Tenerife, cuyos vecinos/as acogieron el mensaje como un designio divino y decidieron que la Virgen de Begoña fuera su patrona.
Conocida la historia en Bilbao, se inició en esta ciudad una cuestación popular para sufragar una imagen de la Virgen de Begoña, que llegó a Tenerife en mayo de 1950 y fue entronizada en una pequeña ermita.
En 2006 se comenzó a construir en Almáciga un templo más grande, cuyas obras estarán acabadas para el 1 de junio, jornada en la que se abrirá al culto.