Ebenezer Scrooge es un hombre de corazón gélido, un ser egoísta y cruel con sus semejantes al que le disgusta cualquier cosa que produzca felicidad.
Este personaje creado por Charles Dickens en su novela “Cuento de Navidad”, va sufriendo una transformación vital a lo largo de la novela al ser visitado por una serie de fantasmas en Nochebuena que lo confrontan con trascendentes experiencias de su pasado y futuro. Después de eso, Ebenezer se da cuenta de su conducta errada en la vida y restaura su helado corazón y lo llena de la alegría y la buena voluntad que caracterizó su infancia y juventud.
Este protagonista del Cuento de Navidad personifica, en la primera etapa de su existencia, todo aquello que representa la mediocridad del ser humano, simboliza todo ese cúmulo de aspectos negativos que nos anclan y no nos permiten evolucionar en el desarrollo personal o profesional, nos tapan los ojos y nos impiden ver el mundo maravilloso que nos rodea, nos aíslan detrás de las murallas que solemos levantar que, aunque invisibles, son más difíciles de derribar que las más robustas barreras físicas que podemos construir.
Por otro lado, Ebenezer Scrooge simboliza la encarnación del cambio, la posibilidad de transformación del ser humano, la viabilidad de nuestra propia metamorfosis, nos indica que si uno lo desea, es posible un cambio radical en nuestro comportamiento, nos muestra que es viable dejar de caminar por un sendero equivocado, que es factible volver a empezar o tomar un cambio de dirección. Nos enseña que siempre se puede elegir otra cosa, se puede apostar por la esperanza, por la ilusión, por compartir con los demás, en definitiva por la bienandanza porque cuando apostamos por eso, cambiamos nuestra realidad y mejoramos nuestro entorno inmediato y esa mejora nos brinda nuevas metas y de esa manera podemos ayudar a construir una sociedad más solidaria, más accesible, más segura, en definitiva más humana y por ende cimentamos un mundo mejor.
Esperamos que esta simbólica metáfora nos ayude a ser más felices en la vida, especialmente en estas Fiestas Navideñas, con la certeza de que el Corazón de Anaga, como el de Ebenezer Scrooge, está repleto de cosas buenas, bellas y admirables que contagian alegría, emoción y entusiasmo. Sólo se necesita saber mirar, entrenar el ojo para poder verlas, seguro que si lo intentamos podremos encontrar el mejor de los mundos.
Desde la Oficina de Gestión del Parque Rural de Anaga queremos felicitar estas fiestas y desearles Dicha y Prosperidad en el año que comienza.