La presencia de numerosos barrancos y barranquillos que descienden desde la vertiente Sur del Macizo de Anaga hasta el mar han marcado el desarrollo y evolución de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, pues se ha topado con ellos a medida que se ha ido expandiendo, teniendo que arbitrar las medidas necesarias para salvarlos, de manera que en los espacios producidos por el soterramiento del cauce de sus aguas se han planificado calles, plazas, espacios verdes, parques, etc.
Los barrancos que se encuentran ocultos son: el barranquillo del Aceite, bajo las calles Horacio Nelson, Costa y Grijalba, Robayna e Imeldo Serís; el de San Francisco, que forma la calle Ruiz de Padrón; San Antonio, bajo la calle de su nombre; Ancheta, que después de descender bruscamente por los barrios de Ifara, Pino de Oro y Los Lavaderos se soterra junto a la trasera del Colegio de Arquitectos; La Leña, que junto al anterior transcurre bajo la calle Carlos JR Hamilton, la avenida Francisco La Roche, y el Muelle; y el barranco del Hierro, que desde Ofra va serpenteando el Camino del Hierro hasta soterrarse al pasar por los barrios de Chimisay, Tío Pino, Somosierra y la Refinería.
Barranquillo del Aceite
También llamado erróneamente Cagaceite, porque acorde con su topografía debería haberse denominado Tagaceite, palabra aborigen que significa «hendidura».
Nace en las estribaciones del Monte de las Mesas y atraviesa Santa Cruz desde Las Colinas de Las Mesas hasta el mar.
El único tramo que permanece descubierto es el inicial, pues desde el camino Oliver ya transcurre oculto bajo la calle Horacio Nelson. Después de cruzar la Rambla, discurre entre las calles Costa y Grijalba y Robayna y, a la altura de la calle Jesús y María, recibe la aportación del ramal que desciende desde el barrio de Salamanca. Una vez que ha pasado bajo la calle Méndez Nuñez sufre una ligera inflexión hacia la derecha y, a partir de la calle Alfaro, continua bajo la calle Imeldo Serís hasta llegar al mar.
El barranquillo comenzó a abovedarse junto a su desembocadura en 1810, construyéndose en el solar resultante la primera recova de Santa Cruz. En el citado año desaparecieron los cuatro puentes o pasarelas que lo cruzaban
En 1838, cuando ya se había logrado cubrir hasta la confluencia con la calle Suárez Guerra, Julián Robayna se ofreció a abovedar otro tramo a cambio de los solares resultantes, dando origen a la calle que lleva su apellido.
A principios de siglo XX, se llevaron a cabo los trabajos que quedaban por cubrir desde la Avenida 25 de Julio al Paseo de los Coches -La Rambla-. Una vez salvado el barranquillo, comenzó a gestarse el barrio de los Hoteles.
En 1926, su curso se desvió hacía el barranco de Santos, a la altura de la plaza de Weyler. Ese mismo año finalizaron las obras de encauzamiento desde el barrio Salamanca hasta la trasera de la plaza de Toros, urbanizándose la calle que surgió sobre el propio barranco, a la que se le denominó Horacio Nelson.
En 1939, cuando se prolongó la calle Imeldo Serís hasta la nueva Avenida Marítima, adquirir los almacenes de carbón de la empresa Cory, ya las aceras estaban colocadas.
Barranquillo de San Francisco
Antes de que los frailes le prestaran su nombre, se le conocía como barranquillo de Aguaite o Guaite, pues nace en el paraje así denominado existente en las estribaciones del Monte de Las Mesas.
Su cauce transcurría por lo que hoy son las calles Doctor Guigou, Puerto Escondido y Ruiz de Padrón y, después de surcar la plaza San Francisco, pasaba por Villalba Hervás y La Marina, atravesaba la Alameda del Duque de Santa Elena, y desembocaba en la mar. Sus aguas se utilizaban para regar la huerta del convento franciscano, hoy Plaza Príncipe de Asturias, y la citada Alameda.
En 1810 comenzó a abovedarse desde el convento hasta el mar. En 1846 se cubriría hasta la plaza del Patriotismo, al abrirse el acceso al barrio de El Toscal. En 1875 sobre el citado barranquillo se inaugura la calle Ruiz de Padrón. En 1878, un vecino de la calle La Amargura cubrió con bóveda otro tramo del barranquillo a cambio del solar resultante.
Barranco San Antonio
Nace en las estribaciones del Monte de las Mesas, en la zona de Pino de Oro, atravesaba la huerta de los Melones, donde se había construido la batería que llevaba su nombre, y desembocaba a la altura del baluarte de San Pedro, hoy desaparecido.
La calle del barrio de El Toscal que lleva su nombre, por donde su cauce discurre abovedado, comenzó a empedrarse en 1902, después del aluvión que había inundado casas y ciudadelas.
Barranco de Ancheta o de Almeyda
Su nombre proviene del término guanche Areheta, como era conocido este valle por los aborígenes.
Nace en el Lomo de las Casillas, aunque muy pronto su cauce se ve interrumpido por el embalse de Los Campitos. Luego desciende bruscamente por la urbanización Ifara y Pino de Oro, hasta llegar a los Lavaderos, soterrándose junto a la trasera del Colegio de Arquitectos. Una vez rebasado el barrio de los Lavaderos, a la altura de su confluencia con la calle Méndez Núñez, su cauce se une al barranco de la Leña, transcurriendo ambos abovedados bajo la Rambla de Santa Cruz y la avda. Francisco La Roche hasta desembocar en el muelle de Ribera del puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Como hasta bien entrado el siglo XX, a esta zona del litoral se le denominaba «El Varadero», porque en ella se construían barcos, el barranco también recibió este nombre hasta que fue sustituido por barranco de Almeyda, debido a que los terrenos fueron comprados por un portugués con este apellido.
Barranco La Leña
Su nombre tiene relación con la bajada de madera de los montes de Anaga hasta el muelle, donde se embarcaba a las islas orientales de Canarias.
Nace al pie del Roque de las Cabezadas, en la Degollada de la Asomada, a 370 m sobre el nivel del mar, conformando un valle flanqueado al noreste por el Risco de los Perros y la Cortadura Chica, y al suroeste con la Montaña de la Leña.
A lo largo de sus 1,88 km de recorrido, existe un depósito de agua para el suministro a buques, propiedad de la Autoridad Portuaria. En la mitad de su curso existió un pequeño embalse para regar las plataneras de la finca Fumero, el cual sería suprimido después del temporal del 31 de marzo de 2002, pues muchas viviendas de Residencial Anaga tuvieron que ser desalojadas ante el peligro de rotura de sus paredes. El curso bajo del barranco se encuentra soterrado a la altura de la Calle J.R. Hamilton, paralela a la Rambla, donde se une al barranco de Ancheta.
Barranco del Hierro
También llamado barranco Hondo, y del Calabozo, nace al pie de la montaña de Ofra y, después de serpentear el Camino del Hierro, donde suministraba de agua a la charca de Tristán, discurre, semisoterrado, por los barrios de Chimisay, Tío Pino, Somosierra y, después de pasar por el interior de la Refinería, desemboca en La Hondura.
En el espacio ganado sobre su cauce se han instalado distintos equipamientos y servicios para todas las edades.
Autor: José Manuel Ledesma Alonso, Cronista Oficial de la Ciudad de Santa Cruz de Tenerife
Publicada originalmente en EL DÍA