Anaga está situado al noreste de la isla de Tenerife. Su espectacular paisaje es el resultado de la acción de los fenómenos de la naturaleza que han actuado sobre un territorio volcánico. Entre los hábitats naturales de la zona se encuentran algunas de las mejores manifestaciones de los ecosistemas de Canarias. Cabe destacar los bosques de la laurisilva de sus cumbres, los sabinares como el de Afur, los cardonales tabaibales del extremo oriental del macizo. Anaga es seductora y sus encantos hay que descubrirlos despacio. De eso sabe mucho Carmen García, técnico auxiliar medioambiental, cuyo lugar de trabajo se encuentra en el Centro de Visitantes de la Cruz del Carmen. Explica que “el centro se sitúa en el Parque Rural de Anaga y presta servicios de información, interpretación y difusión de sus valores patrimoniales y naturales a los visitantes”.
En el centro trabajan seis personas. “Dos son técnicos medioambientales que llevan a cabo dos programas de educación ambiental, de primaria y secundaria, en los colegios de La Laguna, Santa Cruz y Tegueste”, indica. También trabajan con los Colegios de la Biosfera, “los que están dentro del parque”. “Este último año -continúa- han trabajado las especies exóticas invasoras con los alumnos”. Añade que “todo el equipo nos dedicamos a la atención al público, editamos información, y dos compañeros auxiliares técnicos están desarrollando rutas adaptadas, entre otras muchas tareas”. El grupo de trabajo es heterogéneo, “hay geógrafos, psicólogos, técnicos en turismo… somos un buen grupo”, apostilla.
Anaga dispone de una extensa red de senderos de pequeño recorrido, “hay 12, y van desde 0 a 50 kilómetros de distancia”. Algo que destaca García son las localidades de Anaga, “el pueblito de Taganana, el primero que se fundó, y las playas, como Roque de las Bodegas, Almáciga y Benijo”. Desde una altitud de 950 metros, en la cumbre, con el frescor y la humedad, pasando por las medianías a una altitud de 650 metros donde el sol se abre paso, para finalizar en la costa. Así es Anaga, “un viaje por varios climas el mismo día”.
Lo habitual es que pasen unas 300 personas por día, un total de 80.000 al año, pero esto, por las condiciones que estamos viviendo, se ha reducido a la mitad. “Este año han venido muchos españoles, al igual que alemanes, ingleses”, explica García. Todos ellos organizados y amantes de la naturaleza. La conservación del parque implica unas normas y limitaciones en cuanto a su uso y disfrute.
Publicado originalmente en Diario de Avisos
Imagen: Diario de Avisos