Como resultado de los esfuerzos internacionales concertados, la capa de ozono se está reponiendo y se espera que a mediados de este siglo se haya recuperado. Además, el Protocolo de Montreal ha contribuido significativamente a la mitigación del cambio climático, al haber evitado la emisión a la atmósfera de más de 135.000 millones de toneladas de equivalente de dióxido de carbono, simplemente mediante la eliminación de las sustancias que agotan el ozono.
En 1994, la Asamblea General proclamó el 16 de septiembre Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, para conmemorar el día en que se firmó en Montreal, en 1987, el Protocolo relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono (resolución 49/114, de 19 de diciembre).
Se invitó a todos los Estados a que dedicaran ese Día a la promoción de actividades relacionadas con los objetivos del Protocolo y sus enmiendas. La capa de ozono, que es una capa frágil de gas, protege a la Tierra de la parte nociva de los rayos solares, y por consiguiente, ayuda a preservar la vida en el planeta.
La eliminación de los usos controlados de sustancias que agotan el ozono y las reducciones conexas no solo han ayudado a proteger la capa de ozono para la generación actual y las venideras, sino que también han contribuido enormemente a las iniciativas mundiales dirigidas a hacer frente al cambio climático; asimismo, han protegido la salud humana y los ecosistemas reduciendo la radiación ultravioleta dañina que llega a la Tierra.