El litoral de la Reserva de la Biosfera Macizo de Anaga comprende la franja marina que va desde la desembocadura del Barranco de Tahodio en Santa Cruz de Tenerife, rodeando toda la costa de la Península de Anaga hasta la desembocadura del Barranco de Agua de Dios en La Laguna.
Existen dos áreas marinas de especial protección dentro de la zona núcleo de la Reserva, ambas localizadas en la zona sur del municipio de Santa Cruz de Tenerife:
Sebadal de San Andrés
Su límite interior se localiza en la línea de costa entre la Punta de los Órganos y el extremo exterior de la dársena pesquera del puerto de Santa Cruz, presentando una discontinuidad entre la zona del núcleo poblacional de San Andrés y el extremo este de la dársena pesquera.
Este espacio protegido ocupa una superficie total de 580,79 hectáreas y baña una parte de la zona litoral sur del municipio capitalino, con una profundidad media de 50 metros.
Su objetivo principal es la conservación de un hábitat natural de interés comunitario “bancos de arena cubiertos permanentemente por agua marina, poco profunda”.
Los sebadales son hábitats donde vienen a desovar muchas especies de peces y otros grupos de animales marinos, que garantizan la repoblación de las costas y litoral circundante a estas zonas núcleo de la Reserva.
Esta zona se encuentra colonizada por dos especies de fanerógamas marinas consideradas típicas de este hábitat: Halophila decipiens y Cymodocea nodosa. Junto con estas especies también ha sido descrita la presencia del pez Syngnathus acus (aguja mula) y del asteroideo Echinaster sepositus (estrella espinosa roja). También se ha registrado la presencia de individuos en paso de las especies Caretta caretta (tortuga boba) y Tursiops truncatus (delfín mular) y ocasionalmente de otras especies de cetáceos como Balaenoptera edeni (rorcual tropical) y Physeter macrocephalus (cachalote).
Sebadal de Antequera
Su límite interior queda definido por la línea de costa ubicada entre el Roque de Antequera y El Porís, desde donde se extiende hacia el este y hacia el sur respectivamente, quedando definido su límite exterior por una línea recta ubicada a una distancia máxima aproximada de 0,6 millas náuticas medida desde la bahía de Antequera.
Esta ZEC cuenta con una superficie de 272,62 hectáreas, con una profundidad máxima de 50 metros y una profundidad media de 30 metros.
Su objetivo principal es la conservación de un hábitat natural de interés comunitario “bancos de arena cubiertos permanentemente por agua marina, poco profunda”.
Al igual que el Sebadal de San Andrés es un ecosistema formado por praderas submarinas que se desarrollan sobre fondos arenosos y que se encuentran formados fundamentalmente por la fanerógama marina Cymodocea nodosa.
Entre las funciones que desempeñan los sebadales destaca su papel como zona de cría, alevinaje, alimentación y refugio de muchas especies, algunas de elevada importancia comercial y recreativa, o de especial interés de cara a su conservación como la conocida tortuga boba (Caretta caretta), entre otras. Este hecho configura este ecosistema marino como de vital importancia para las pesquerías artesanales, que dependen directamente de los recursos pesqueros producidos en la escasa plataforma continental canaria.
Los sebadales son uno de los ecosistemas más productivos y que mayor biodiversidad albergan de nuestras aguas costeras. En el caso concreto de la isla de Tenerife, las cadenas tróficas de su medio marino dependen en gran medida de la productividad de estos sebadales. Esto es en parte debido al intenso estado de degradación en el que se encuentran los fondos rocosos de la isla, ampliamente colonizados por el erizo de Lima (Diadema antillarum).