Seis áreas de Tenerife tienen un gran riesgo de deslizamientos de tierra

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Seis áreas de Tenerife tienen un gran riesgo de deslizamientos de tierra

Grandes zonas del Macizo de Anaga, enclaves de los valles de La Orotava y Güímar, parte de las paredes de Las Cañadas del Teide y zonas de medianías de los municipios de Adeje y Granadilla cuentan con un riesgo alto de sufrir desplazamientos de tierra debido a la erosión, desertización y la pérdida de masas boscosas, según se recoge en el Inventario Nacional de Erosión de Suelos del Ministerio Nacional de Erosión del Suelo del Ministerio para la Transición Ecológica.

Este documento contiene un mapa topográfico sobre la potencialidad de riesgo de movimientos de masas (deslizamientos de tierra) que ha sido utilizado por el colectivo por el colectivo de Profesionales Forestales de Canarias (Profor) para advertir de las amenazas que sufre un territorio tan vulnerable como el Archipiélago canario por la erosión, la desertización y el incremento de incendios motivados por el cambio climático. Es solo una parte de un documento elaborado por estos profesionales como aportación a al Anteproyecto de Ley sobre el Cambio Climático que está realizando el Ejecutivo canario y que de momento, y a pesar de los intentos por parte de los profesionales, no se está teniendo en cuenta, según denuncian.

Sobre el riesgo de corrimientos de tierras, esos desplazamientos podrían afectar a infraestructuras, bienes y personas en algunos casos, señala el grupo especializado en materia medioambiental. De hecho, de forma más general y basándose siempre en los datos oficiales del Ministerio, hasta un 30% del territorio canario es susceptible de sufrir desplazamiento de tierras y el 90% de desertificación. “Un panorama para asustarse”, según unos profesionales que tienen una visión más completa de lo que sucede en el entorno de las Islas.

En base a este mapa topográfico, la asociación de agentes forestales advierte de la existencia de hasta seis zonas de gran valor ambiental que corren riesgo muy alto de desplazamiento, tales como las enclaves de los valles de La Orotava y Güímar; el Macizo de Anaga; paredes de Las Cañadas del Teide y parte de la corona forestal; o medianías de Granadilla y Adeje. Con riesgo alto, la gran mayoría se refiere a ámbitos muy repartidos en toda la Isla.

Son ejemplos tomados de forma más genérica por el Profor concentrados en un documento con el objetivo de enriquecer y mejorar el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático que está realizando el Gobierno de Canarias. Se trata de un completísimo informe en el que se pone de manifiesto la “vulnerabilidad extrema del territorio”, no ya solo en el ámbito energético (dependencia del 93% del exterior); alimentario (83%); económico (35% del PIB vinculado al turismo); o ecológico (consumimos 27 veces más de recursos de lo que generamos); sino en la propia gestión y compromiso con el entorno, según explicó a EL DÍA Yeray Martínez, miembro del equipo que ha elaborado este documento de aportaciones a la Ley del Cambio Climático.

El análisis se basa “en el Inventario Nacional de Erosión de Suelo, un documento que tiene unos años, pero que es una fuente totalmente válida para explicar los fundamentos en los que se basa nuestro documento. La variable que utilizamos es el potencial movimiento de masas y las empleamos en incendios sobre las áreas afectadas para tratar de proteger el suelo cuando vienen las lluvias de otoño como control contra la erosión”.

Advirtió que “el cambio climático nos están poniendo en una situación bastante crítica y vemos que las masas forestales han crecido en un clima y están cambiando, y algunas de ellas por las condiciones de alta montaña en las todavía está por saber si podrán sobrevivir o regenerarse en esas zonas. Si no acompañamos a esa naturaleza de forma más activa, esa cobertura forestal que ahora mismo protege el suelo no lo dejará de hacer, o bien porque se ha quemado, o porque se ha secado”.

Resaltó que el cambio climático está haciendo que entremos en un círculo vicioso. “Tenemos masas forestales que cada vez sufren más estrés porque llueve menos o la temperatura es más alta. Eso hace que cuando llegue la época de verano, la más difícil de la lucha contra los incendios, se diezmen las masas o no será posible regenerarlas” y lo que se verá es que “esos sistemas que nos sostienen a nosotros no van a estar ahí. Se abren las condiciones para que exista erosión y se produzcan deslizamiento de tierras”, recalcó Martínez .

Y es que el planteamiento de la protección de la masa forestal o la vegetación de cada una de las islas “es clave ya por la propia supervivencia. Recuerde que si los bosques, las zona de arbóreas o de vegetación desaparecen se cuestiona la salud pública por todo lo que aportan”. “Hay que proteger la naturaleza cueste lo que cueste. Nuestro mensaje era ‘cuidado que se mueve el suelo’, pero no es el único factor desestabilizante,” advirtió el miembro del equipo redactor del documento.

Por todo ello, y en base a estas cuestiones, que no son las únicas, el Profor a través del informe de aportaciones, propone seis medidas específicas para corregir o evitar la progresión perjudicial del cambio climático en unos pequeños apuntes, entre los que resalta, entre otros, reforzar la Estrategia Canaria contra el cambio climático con “la apuesta por la infraestructura verde, esto es la adopción de medidas protectoras de la masa boscosa y la dotación adecuada de recursos humanos y económicos para permitirlo, como la creación del céntimo forestal por ejemplo”.

Además, crear un grupo de I+D+I para promover la adaptación de los ecosistemas y al desarrollo de modelos de negocio o mejorar la gobernanza de la ley.

Publicada originalmente en EL DÍA

Imagen: EL DÍA